miércoles, 28 de febrero de 2018

Mi mala suerte favorita


Recuerdo el día en que te conocí. Era uno de esos días en que todo lo que haces sale mal y parece ser una secuencia de acciones donde va de mal en peor sin que se pueda evitar. Si uno de esos días que parece que te levantas del lado incorrecto de la cama... Bueno siendo honestos no siquiera dormí una noche antes por estar elaborando un enorme proyecto para un profesor que al final ni reviso porque no se presentó a lugar escuela y por defecto se alargó la fecha de entrega un fin de semana. Pero todo parecía que estaba destinado a salir mal ese día desde que llegue a las estación del tren y este por algún motivo aparente no funcionaría el día de hoy. Parecida que no saldría todo tan mal, porque el camión que nunca pasa y tarda horas en pasar apareció... Pero una vez que me subí se le ocurre chocar dos cuadras adelante y tender que esperar horas al siguiente. A la hora de tomar el segundo camión Nunca paso al punto no de tener que irme caminado bajo la lluvia y en cuanto llegue a la escuela se le ocurrió pasar. Llegue tarde a la clase. También me Di cuenta que había olvidado mi comida para todo el día en la mesa de la cocina, sólo traía el dinero casi justo para los camiones y una tarjeta de crédito que tenía menos de 24 horas de ser clonada y era un simple plástico inservible que estaba en mi cartera.

Te conocí de la peor manera en que se puede conocer a una chica, prácticamente me vaciaste un café hirviendo encima y sin quedan unas cuantas marcas en mi piel de recuerdo de ese día. Teóricamente se podría decir que es mi culpa, iba distraído quejándome de haber olvidado el paraguas o el impermeable y que posiblemente agarraría un resfriado, sin fijarme al dar vuelta en una esquina. Una de las cosas que más me sigue sorprendiendo de ti es la manera en que puedes estar llamando por teléfono, sosteniendo un paraguas, un café, algunos trabajos y jugar con las llaves de tu carro. Pero a pesar de eso chocamos y todo tu café hirviendo termino sobre si, además del hecho que tropezamos y un carro que iba pasando nos bañó de agua combinada con tierra, aceite y cualquier otra cosa que haya en las calles.

Después de levantaste rápido y recoger tus papeles que posiblemente tuviste que secarlos con la secadora de pelo o conseguirlos de nuevo, fueron caras de asco y quejarte de que ya no tenías café. Después fue casi misión imposible convencerte de que no había problema y que sólo fue un accidente, dado a que tu industrias que te diera mi ropa en ese instante para lavarla o llevarla a la lavandería. Nos dimos nuestros números para ver qué hacer con esa ropa y yo por mi parte fui por terminado ese tema. Llegando a mi casa y poniendo toda mi ropa sucia a la lavadora, incluyendo la de este día.

Me sorprendió que después de dos días no dieras Por olvidado el tema y dado a que parecía que estabas tan interesada en lavar mi ropa que habías ensuciando con tu café hirviendo. Dado a que habías estado dejándome mensajes, hasta que oí el teléfono sonar y eras tú. Fue una llamada algo incómoda, ninguno de los dos sabía que decir, te había decepcionado de que ya había lavado mi ropa, pero bueno todo quedó en una ida a la plaza para comprar un helado.

Sí me hubieran dicho que sería Toda una odisea y una serie de eventos desafortunados créeme que hubiera decidido no ir. Ese día no comimos helado porque ambos estábamos enfermos, además de que estaba lloviendo y fue un extraño paseo por el Wal-Mart. Fue entretenido, eras muy interesante y divertida... tal vez por eso tuvimos tantas pésimas citas algo tenía que salir mal. Recuerdo la primera cita y que te decido recoger en mi coche que siempre tengo estacionado, lo lave y hasta le puse gasolina. Todo para una vez que te había recogido nos chocaron en la esquina de tu casa y gastamos todo ese día arreglando problemas legales. Las demás veces fueron cosas muy extrañas como que no pasaba mi tarjeta de crédito o la tuya, Robos de llantas, llantas ponchadas, que el mesero se tropecé y nos caiga nuestro pedido encima o que se le haya olvidado prepararlo, conos rotos de helado, funciones de cine que se cancelaban de la nada o que se quemaba el proyector de la sala, robos de baterías del auto. Lo mesas extraño fue una gotera en mi casa un día después reparar el techo y dejarlo listo para las lluvias, que los demás días ya no goteo.

Y lo más extraño es que seguimos juntos, a tal punto que vivimos en el mismo departamento que parece que todos los días le tiene que fallar algo diferente convirtiéndolo toda una odisea vivir ahí y más con las goteras, que lo más sorprendente de todo es que suceden cuando no está lloviendo y ni siquiera vivimos en el tercer piso, no sé cuánto dinero ha gastado nuestro vecino reparando sus tuberías que nomás no quedan reparadas. Puede que las mueblerías de la ciudad nos odien por la cantidad de muebles que hemos enviado a garantía que terminan descomponiéndose cuando llegan al departamento.

Hoy estas aquí recargada en mi pecho, con un enorme tazón de palomitas, relatando todas las cosas que te han pasado durante el día, viendo lo primero que encontramos en Netflix, creo que algún día terminaremos de ver todo lo que la plataforma ofrece. Realmente estos momentos me hacen pensar que valió la pena, que después de todo nuestra mala suerte saliendo juntos, puede darnos algunos buenos momentos juntos, nuestro primer beso, ir al estreno de películas esperadas, nuestro primer viaje lleno de cosas extrañas, partidos de futbol que hemos visto en el estadio donde te enojas porque pierde tu equipo, pero al final todo está bien. Veo que portas aquel anillo de una máquina de chicles que me tomo más de 10 intentos para poderlo sacar y pedirte que fueras mi novia, tengo las otras cosas que saque de esa máquina encima del televisor y ahora que lo pienso creo que si volviera a ese día lo volvería a hacer, aun si fuera necesario vaciar la máquina, después de todo nuestra relación es una serie de eventos desafortunados y de mala suerte que me gustaría seguir descubriendo que pasa…

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